El candidato presidencial Sergio Tomás Massa , se lo confesó al Director de Diario Calchaquí , en el quincho de la casa de Juan Manzur (mientras encendía un habano para meter una pausa ) , en Yerba Buena (Tucumán) , el jueves anterior al ballotage del 19 de noviembre.
Massa que había sido testigo presencial de las colas de los automovilistas frente a una estación de servicio en la calle Raúl Alfonsín y Avenida Aconquija (a media cuadra de la casa de Juan Manzur donde lo esperaban los gobernadores desde Kicillof hasta Jalil y todos los vicegobernadores del Norte Grande encabezados por Florencia López y Rubén Roberto Dusso ).
«Estamos cocinados» dijo en voz baja al Director de Diario Calchaquí, tras hablar minutos antes con la consultora brasileña, Atlas Intel, que desde Buenos Aires le sentenció que «los cuatro puntos eran irreversibles frente a Milei». No obstante, el tigrense «pidió reserva absoluta»( hasta el día de las elecciones) al único periodista del país que estaba en el lugar.
Sergio se rehizo demostrando «que en su sangre fluía la resiliencia» y se fue a visitar un ingenio junto a Manzur y Jalil , como parte de la campaña y siguió en el Hípódromo tucumano donde arengó a una concurrencia multitudinaria. Para intentar la «heroica» hasta el final de campaña, donde «redobló la apuesta» , tanto que llegó a estar en la Patagonia, el centro del país y el norte, en un mismo día.
Un Sergio Massa, franco e intimista, confesó off the récord que «muchos compañeros del gabinete de Alberto y otros jugadores con grandes responsabilidades territoriales , le corrieron el cuerpo , incluso «el llamado periodismo militante» conchabado en los medios públicos con jugosos sueldos que «cuando lo lanzaron a la arena a pelear con el león» se mandó a guardar dejando «la cancha libre para los jinetes de Milei como » Majul, Jonathan Viale, Rossi y el pelado Trebucq». Y graficó que «mientras él hablaba en algún acto en algún rincón del país, la TV pública lo ninguneaba». Más aún la agencia Télam, que publicaba recortada la información un día o dos después de los sucesos.
El boca de urna de las 11 de la mañana del domingo le confirmó al tigrense lo que temía: Javier Milei iba a ser electo presidente por amplio margen.
El candidato de Unión por la Patria, que había sacado 21 puntos en agosto, trepó a 37 en las generales.
La tendencia se derrumbó pocos días después de las generales, cuando desapareció la nafta en las estaciones de servicio, en un conflicto que pegó de lleno en la sociedad y se estiró por varios días.
Massa calculó que no sólo se detuvo su crecimiento electoral sino que perdió no menos de cuatro puntos por el lockout petrolero y su impacto en la sociedad, potenciado al extremo por la»prensa opositora» y los estrategas digitales de Milei. Apuntó a la «operación» de las principales petroleras y de un gerente de YPF. No se equivocó.