Javier Milei cumple 100 días como presidente con peleas con propios y ajenos, ajuste, relato anticasta, inflación y un cada día menor «aguante» social que es su único sostén.
La gestión Milei cumple 100 días con un balance dispar: un fuerte ajuste hasta ahora sin conmoción social; choque con gobernadores y llamado al Pacto de Mayo; fracaso de la Ley Ómnibus; un Mega DNU en peligro; cierto control de la protesta social y el manejo de planes; enfrentamiento con la vice y un apoyo popular que comienza a agrietarse por los impactos del brutal ajuste.
Milei, el Congreso y Villarruel
El Gobierno viene de una derrota legislativa en el Senado por el rechazo al DNU 70/2023 de desregulación de la economía y ahora intenta que no quede fuera de juego en Diputados. El traspié en la Cámara alta dañó severamente la relación del Presidente con su vice, quien resistió todo lo que pudo la convocatoria a una sesión especial para tratar el ‘Mega DNU’ hasta que la oposición juntó una mayoría que le torció el brazo.
Villarruel no podía hacer más, ya estaba bordeando el incumplimiento constitucional con su actitud de no cumpir con el llamado a sesión hecho por los senadores.
Antes, había naufragado la Ley Ómnibus en la Cámara baja, allí Milei solo pudo anotarse como victoria que los bloques K, de Izquierda y algunos radicales y ‘dialoguistas’ no hayan conseguido quorum para imponer una movilidad jubilatoria contraria a sus deseos.
Ahora Milei intenta reflotar la Ley de Bases y recomponer el diálogo con los gobernadores a quienes trató de ‘traidores’ mediante las gestiones de Guillermo Francos, otro que quedó lastimado y desautorizado en las negociaciones de febrero.
Sin Ley de Bases y con ‘medio’ rechazo al Mega DNU, quedó al desnudo la fragilidad de las únicas dos herramientas de gestión que ideó Milei en estos 100 días. La convocatoria al Pacto de Mayo bajo condición de aprobar la Ley de Bases no ayudó al contexto y pareció más una forma de ganar tiempo.
Tampoco generó el Presidente nuevos lazos parlamentarios, reforzó la alianza/necesidad con PRO y una parte de la UCR, pero no sumó mucho más y lo ocurrido en el Senado les da impulso a los bloques ‘dialoguistas’ más alejados a la Casa Rosada para ir por más. Por eso serán importantes las reuniones de esta semana con opositores y mandatarios provinciales, donde Francos deberá volver a generar consensos y resguardar el DNU.
Gobernadores, guerra , resistencia y conversación
Milei hizo escalar un inédito conflicto con los gobernadores tras el naufragio de la Ley Ómnibus en Diputados. Los encontró como culpables y los trató de ‘traidores’, además de escracharlos públicamente y avalar a los ‘trolls’ libertarios en redes sociales contra ellos.
Hizo especial objetivo de sus ataques al chubutense Ignacio Torres, que respondió con amenazas de quita de recursos energéticos a la Nación. Los mandatarios provinciales patagónicos se unieron en su defensa, incluso Axel Kicillof se sumó al apoyo público.
La venganza de Milei por la derrota legislativa había sido la eliminación del Fondo de Compensación al Transporte que subsidiaba las tarifas de colectivos en el Interior y el corte del flujo de recursos del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID).
El jefe de Gabinete, Nicolás Posse, con los gobernadores.
Cuando bajaron los ánimos en el enfrentamiento Milei-Gobernadores, el 8 de marzo hubo una reunión de los 24 mandatarios provinciales en la Casa Rosada como marco hacia el «Pacto de Mayo». Allí las provincias hicieron un reclamo de recursos y el Gobierno, a través de Francos, que planteó alternativas que se reflejarían en la nueva Ley Ómnibus. Milei no apareció por el cónclave.
Sin embargo, volvió a cargar contra Kicillof y llamó a una rebelión fiscal por la suba de impuestos provinciales al apoyar los dichos del diputado José Luis Espert, reabriendo el conflicto con el exministro de Economía de Cristina Kirchner.
En tanto, el aumento de la narcocriminalidad en la ciudad de Rosario acercó al gobernador Pullaro con el Gobierno, ya que éste pidió ayuda nacional para intervenir con fuerzas federales, aunque por ahora solo logró que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, enviará una modesta dotación de efectivos.
Motosierra, licuadora y “aguante”
El gobierno convirtió en buena noticia el dato de la inflación de diciembre del 25% y de enero en 20%, al argumentar que las proyecciones hablaban de un porcentaje mucho mayor, camino a un 3000% anual. Sin dudas un claro ejemplo de argumento contrafáctico.
Luego pudo mostrar un contraste con el 13,2% de febrero, pero también se notaron las consecuencias: el Observatorio Social de la UCA anunció en febrero que la pobreza se había disparado al 57%, el peor número en 20 años. Milei acusó al kirchnerismo por la «herencia» recibida en materia de pobreza.
En estos 100 días las encuestas siguieron demostrando un apoyo por encima de los 40 puntos a la figura de Milei, sin dudas su principal activo y capital político que le da sustento a sus medidas de gobierno. Sin embargo, algunas encuestas empezaron a detectar un aumento del pesimismo social: una mayoría que cree que la situación económica personal empeorará y ya empieza a culpar más a Milei que al gobierno de Alberto Fernández.
También se evidenció el rechazo a algunas medidas del presidente como el dictado del Mega DNU. A pesar de los cuestionamientos, el apoyo al jefe de Estado se mantiene incluso en medio de aumentos en el transporte, servicios públicos, alimentos, etc. La gran incógnita es cuánto dura el ‘aguante’ de la sociedad que cree aun en la promesa libertaria del sacrificio para mejorar.
Planes, piqueteros y sindicalistas
El Gobierno quizás pueda anotarse a favor un cierto control de la calle en el marco de las protestas sociales. Marchar por la vereda fue una consigna que no se cumple a rajatabla, como en el caso del paro y marcha de la CGT o en el Día de la Mujer, pero sí en otros casos y en algunas marchas piqueteras de modesto volumen.
Sin mayores incidentes, el Gobierno logró eliminar el Plan Potencia Trabajo y reconvertirlo en dos nuevos programas que borran a las organizaciones sociales de la intermediación.
Esos movimientos sociales ya venían reclamando por el corte del suministro de alimentos e insumos a comedores populares, a los que el Gobierno acusó de malgastar dineros públicos.
Los líderes de la CGT, hicieron un paro en tiempo récord contra el Gobierno, que ahora les ‘pisa’ las homologaciones de paritarias.
Algo similar ocurre con los sindicatos. La CGT hizo un paro en tiempo récord al Gobierno.. Quizás por eso la Casa Rosada ‘pisa’ las homologaciones de paritarias de varios gremios, incluidos los camioneros de los Moyano.
Devaluación y estanflación
En diciembre, el ministro de Economía Luis Caputo anunció una devaluación del 118%, llevando el dólar a 800 pesos. La medida generó un traslado a precios inmediato, disparando la inflación al 25%, en paralelo empezó el ajuste (“motosierra”) de 5 puntos del PBI que anunció Milei y la “licuadora” de ingresos de los argentinos mediante otras medidas, como la baja en las tasas de los plazos fijos en pesos hasta que la semana pasada se eliminó el ‘piso’ que tenían los bancos.
Las subas de servicios públicos, combustibles, transportes, alimentos, medicamentos, etc., en un contexto de caída de salarios empezó a generar una recesión que algunos indicadores económicos empezaron a mostrar en el comportamiento de las Pymes en particular.
“Sabemos que la gente está mal”, dice Milei, pero promete que los sacrificios tendrán recompensa, aunque no pone fechas ni ofrece alivios, mientras se escuda en las encuestas que muestran el apoyo a su gestión.
“Casi la mitad de los argentinos ve una luz al final del camino”, argumenta el Presidente y con las mismas encuestas en mano afirma que hay “esperanza”.
Con todo, el Gobierno cree que evitó la hiperinflación que también ellos mismos dicen que se veía venir en diciembre. Luego, apuntan a favor que la inflación estaría bajando –aunque marzo no mostrará la tendencia a la baja-que hay déficit cero en el Tesoro; que el Banco Central compró US$ 10.500 millones; la reducción de la brecha; que el riesgo país cayó 1200 puntos, etc.