El segundo y último debate mostró discusiones más picantes, con los candidatos hacerse fuertes desde sus posiciones. Sergio Massa volvió a mostrar una mayor impronta presidencial y presentó propuestas para cada tema. Patricia Bullrich subió la voz y buscó arrastrar a Massa a la pelea. Javier Milei se mantuvo en su estrategia conservadora, que lo convirtió en el más deslucido.
El segundo y último debate presidencial tuvo cruces más picantes, con los tres postulantes con mayores posibilidades de ganar buscando su posicionamiento. El candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, de nuevo se ubicó en el lugar de quien exhibe propuestas a futuro. «¿Volver atrás, un salto al vacío o apuntar a un modelo de producción y desarrollo?», terminó preguntando en el minuto final, instante que definió como el más importante de su vida. La postulante de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, subió el tono de voz y consiguió dejar atrás los titubeos del primer capítulo, aunque se repitió en latiguillos como «la corrupción kirchnerista» como el mal que se debía superar. El ganador de las PASO, el candidato libertario Javier Milei, reiteró su estrategia conservadora al mostrar de nuevo una faceta moderada, sin gritos ni estridencias, más allá de su machacar respecto a la «casta». De tan contenido quedó deslucido.
Massa volvió a lucirse como el candidato mejor preparado y con mayor impronta presidencial. No leyó, mostró conocimiento de los temas y en cada ítem destacó alguna propuesta. En la cuestión de Seguridad, que busca tomar como uno de los ejes de su mensaje de campaña, volvió a la idea de llevar a todo el país lo realizado en el municipio de Tigre con la instalación de cámaras de seguridad y la masificación de los botones antipánico y lanzó la propuesta de un FBI argentino con sede en Rosario. En Trabajo y Producción presentóó propuestas segmentadas -para discapacitados, mujeres y pymes- que desde anoche ya comenzaban a circular en formato de videos cortos a través de las redes. «Igualdad salarial entre hombres y mujeres», divulgó de inmediato su equipo de campaña. En este tramo, fue donde Massa recibió más cuestionamientos de parte de sus adversarios y debió gastar más minutos en derecho a réplica.
Varios de los cruces más fuertes los tuvo con Bullrich. Golpeada por su mala performance en el primer debate -luego dijo estar engripada-, la ex ministra salió de movida con un tono de voz mucho más elevado y buscó tirarle barro a Massa. Así como en la anterior ocasión llamó la atención que casi no aprovechara el «affaire Insaurralde», esta vez lo tiró varias veces y de entrada. En el entorno de Massa destacaban lo bien que le habían respondido. «Cometió un hecho gravísimo, le pedí la renuncia al cargo y a la candidatura, y no todos somos lo mismo Patricia: nunca pediste la renuncia de Milman», dijo Massa en referencia al diputado y colaborador cercano a ella, involucrado en la investigación por el intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Kirchner, además de otras irregularidades.
No obstante, algunos de los que acompañaron al candidato de Unión por la Patria a la Facultad de Derecho pensaban que tal vez tendría que haberle retrucado más fuerte a Bullrich y no dejarle pasar tantas. Massa optó por no perder el tono. «Ser vulgar no te va a hacer más popular de cara a la elección, no alcanza con gritar», la cruzó. El estilo peleador de Bullrich la llevó a tener varios cruces también con Milei. El más llamativo fue cuando se acusaron mutuamente de tener «chorros» en las listas. «Tenes a todos los chorros de Massa en las listas, lo tenes a Barrionuevo adentro, ¿creés que vas a cambiar algo con tantos chorros adentro de tus listas?». Milei no la desmintió: «Vos también tenes un montón de gente en tus listas que viene de otro lado. Mientras que vos sí podes lavar tu pasado de Montonera asesina, nosotros que solo gritamos y decimos cosas, ¿no podemos cambiar, no podemos tomar otra gente?». Fue uno de los momentos tensos del debate.
Fernando Cibeira / ED